sábado, 5 de octubre de 2013

La Ebanistería y la Restauración




La Ebanistería
En nuestra vida diaria nos vemos constantemente rodeados por estructuras y objetos de madera. Las casas en las que vivimos y los lugares en los que trabajamos están hechos, total o parcialmente, de madera; normalmente comemos, dormimos y trabajamos con muebles y utensilios de madera, nuestros hijos crecen con juguetes de madera, e incluso al llegar a la edad adulta son objetos de madera los que satisfacen nuestras necesidades de ocio ya sea en forma de equipos deportivos o tableros y fichas para los mas diversos juegos.

En resumidas cuentas, la madera es algo tan habitual que solemos creer que se trata de un regalo. Y cuando uno ha tomado coincidencia de su especial belleza al trabajar con un serrucho, cepillo o formón, se da cuenta de que la madera es cualquier cosa menos algo vulgar. La madera es al tiempo agradable y cálida al tacto y su riqueza de colores y texturas representa todo un deleite para la vista, cualidades estas que perduran más que en otro materiales. De hecho, la naturaleza de la madera es tal que confiere a cada pieza un carácter absolutamente único, algo que no se puede decir ni tan siquiera de los metales preciosos. 

Al igual que muchos otros ebanistas de todo el mundo, somos plenamente conscientes de determinadas maderas son estos momentos un recurso cada vez mas escasos. Se han de adoptar medidas responsables para conservar lo que todavía queda de las selvas tropicales del mundo, así como para hacer repoblaciones de árboles nativos de maderas duras que son cada vez más infrecuentes. Es absolutamente fundamental avanzar en la protección y en las repoblaciones de recursos de esta preciada materia prima si deseamos que las futuras generaciones de carpinteros y ebanistas hereden el mismo privilegio de que disfrutamos hoy nosotros.



La Restauración
El oficio de restaurador de madera surge en el momento en que la sociedad toma coincidencia de que es preferible un mueble antiguo de calidad, que en muchas ocasiones es una pieza única, a un mueble nuevo de una fabricación en serie. Situar en una época los orígenes del oficio de restaurador de muebles, como tal, es complejo. Desde siempre los ebanistas han reparado los muebles que se han ido rompiendo por el uso o estropeando por el paso del tiempo. 

Cuando irrumpe en la sociedad la posibilidad de adquirir muebles baratos, gracias al mecanizado de los mismos y a la creación de fábricas especializadas en unos modelos estandarizados, nace la cultura del usar y tirar, donde lo practico es renovar, frente a la tradicional cultura de conservar y restaurar. Este hecho provoca la desaparición de muchos ebanistas y de otros muchos oficios tradicionales del sector, cuyos profesionales abandonan los talleres, en muchos casos familiares, para incorporarse a las fábricas; y es así como la figura del restaurador de muebles queda regalada al trabajo para unos coleccionistas de piezas muy concretas.

Un buen restaurador es una persona que domina la mayoría de los oficios vinculados al manipulado y a la transformación de la madera; ha de ser un experto carpintero, conocer a la perfección el trabajo del ebanista, tener nociones de tornería  marquetería, talla y por supuesto, dominar las técnicas propias de la restauración de muebles.

El papel más importante que desempeña el restaurador es el de conservador, esto es impedir que los efectos del paso del tiempo y un uso continuado del mueble lo deterioren de forma irremediable. Si esta acción preventiva ya no es posible, se ha de plantear una nueva habilitación del mueble pensada para que este recupere las prestaciones para las que fue diseñado. La valiosa importancia de los restauradores de madera, la labor que realizan con su sensibilidad, conocimientos, respecto y anonimato, consiguen que su obra sea inapreciable sobre la de otros maestros artesanos y así podemos seguir disfrutando de bellísimas obras de arte.